Porque no se nos haga vicio sino buena costumbre
Así proferían los dos marchistas mexicanos que conocimos esa noche en Doutombori, uno de Chihuahua y el otro chilango, al levantar los diminutos vasos de Sake que uno de ellos tan amablemente nos invitó. La noche se hizo algo corta, no por la densidad de bares del lugar ni por las cantidades de alcohol que nos rodeaban, sino por los excesivos precios y la escasez de yenes. Además el metro cerraba a la media noche. Punto final para la andadura nocturna de dos venezolanos, un ecuatoriano y un boliviano. Los marchistas se quedaron, recordando su bucólico mes de estadía de preparación en las alturas inhóspitas del lago Titicaca y planeando sus futuras intervenciones deportivas.
A estas alturas creo que ya me he recuperado del ch´aki emocional post competitivo. No tenía ganas de escribir.
Generalmente este tipo de eventos deja una honda huella en los sentimientos. Sea que te vaya mal o bien. En mi caso ha sido un resultado discreto. Ha sido la quinta vez que corro en 1.48. El lado positivo es que me he estabilizado en la marca. El negativo es que he dejado pasar una oportunidad perfecta, en cuanto a clima y condiciones de carrera de hacer una gran marca. Pero bueno, lo cierto es que he quedado el 42 de 48 participantes, y de éstos sólo 4 han hecho su mejor marca personal, entre ellos el venezolano Villanueva.
He hecho mi tercera mejor marca de siempre y me he quedado en el séptimo puesto en el ránking sudamericano del año. Ahora toca pensar en el siguiente.
Pero hasta que el siguiente año llegue hay que terminar éste, y qué mejor forma de hacerlo con un pequeño tour por Osaka.
Este tour incluye el Castillo de Osaka, fortaleza que fue erigida en los albores del siglo XIX y que revivió un incendio; el templo budista de Tennoji, el más antiguo del Japón, el acuario de Osaka, que dicen ser el más grande del mundo (ya saben cómo es la publicidad turística); la zona comercial de Namba y de Sinsahibashi, y para cerrar, el Circo del Sol con su Dralion.
Para mañana me voy a Kyoto, ciudad pequeña, famosa por su arte ancestral y por sus inútiles tratados firmados acá, por lo menos en la práctica.
Al retorno a Bolivia hago un par de días de escala en mi interminable viaje por Miami y acabo la ruta, desviándome en el Beni para pasar por Trinidad y conocer la hermosa capital de ese departamento y así seguir periplo para dar por terminada la expedición, en Mizque con mis amigos Caribes para festejar el día de Cochabamba.
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En lo deportivo, se ha visto la estrella del momento según prensa japonesa, Tyson Gay, Bernard Lagat dándole una lección en 1500 al prepotente Ramzi y con opciones de medalla en 5000, a Bekele dominar a su antojo el 10000, igual que Jefferson en marcha y la guapísima-hermosísima (como diría Galdo con Sabatini) Carolina Kluft en pruebas combinadas.
Otros no tan favoritos sorprendieron como la pucelana Mayte Martinez en 800, detrás nada menos de la Kipkosgei y de la Ben Hassi, haciendo gala del célebre estribillo con el que los también vallisoletanos Celtas Cortos abren sus conciertos en la capital castellana: “no nos podrán parar”. Impecable tácticamente, dio una lección de cómo correr un 800 teniendo marca inferior para acabar con la medalla colgada en el pecho, con una recta final al estilo Borzakowsky.
Y Así el campeonato va pasando, uno más. Festejemos por lo que hemos tenido este año y por lo que viene el siguiente. Siempre positifos, nunca negatifos, como diría Van Gaal, y como dirían los mexicanos, que no se nos haga un vicio sino una buena costumbre.