In Situ (Desde Osaka)
El campeonato ya ha comenzado y la gente ya se ha echado a la pista. Ya se ven a los primeros exitosos, entre los que destaca el keniano Kibet, ganador de la maratón de la supervivencia… a 38 grados y con 90% de humedad… Gente como José Ríos de España, con marcas de 2.07 acabaron gateando y en 2.22. Todo un calvario, así lo definía el subcampeón del mundo del 2003 Julio Rey antes de la carrera. No terminó la prueba, abandonó hacia la mitad. Rey venía cumpliendo años excelentes después de dar positivo en un control antidoping allá por el 2000. Parece ser que los dos años de inactividad le sentaron bien, pero que el calor no tanto.
En 1500 pasaron a la siguiente ronda los favoritos, salvo algunos africanos con peor médico, de esos que hacen 3.32 en abril y en el mundial sufren y no pasan de ronda en carreras de 3.40.
A los sudamericanos les fue parecido (en el resultado desafortunado), tristes 3.43 para los medallistas panamericanos Hudson y Piedra, salvo Carriqueo, tácticamente bien como siempre, que se quedó con la miel en los labios y muy cerca de pasar en una carrera valiente donde se pasó lento, como casi siempre suele ser, y se acabó en 39 segundos el último 300.
Imagen interesante la que vi al finalizar las rondas de 100 metros. Un desconsoladísimo Obikwelu (nigeriano nacionalizado portugués, subcampeón olímpico), lloraba a mares tras su infortunio en la carrera, sentado en la pista desolado y era consolado por Lagat (subcampeón olímpico, keniano nacionalizado yankee). En estas ocasiones se ve el lado humano de las superestrellas. Se ve un bonito punto intercultural (el consuelo), dejando de lado la desventura del sujeto en cuestión, claro.
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La inauguración estuvo bastante sosa, le faltó viveza. Todo lo que a estos campeonatos le sobra en orden y calidad, le ha faltado en emotividad.
A pesar de la sensibilidad que se les ve a los japoneses en el diseño moderno, los bailes y danzas apenas me sacaron bostezos.
Donde no dio tiempo de bostezar fue en las palabras de inauguración. El emperador Akiito estuvo presente, y su discurso duró, atención, un minuto y medio. Sería bueno que nuestros caudillos latinoamericanos aprendiesen de la sobriedad de este señor.
Esperemos que la clausura sea más entretenida. En Helsinki 2005 tuvieron una curiosa idea de traer en una “máquina del tiempo” estrellas, lugares y sonidos de campeonatos del mundo pasados desde 1983. Veremos si se reivindican.
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Ayer a mi vuelta de la ceremonia traía un dolor de cabeza por la insolación. Se me ocurrió ir a los servicios médicos para pedir una aspirina. Error. El papeleo para que me den el mentado analgésico fue como de parto. Tuve que esperar a que llegue un médico, me tome la temperatura (normal), la presión (normal), me observe la garganta (normal), me pregunte todos mis datos, incluyendo mis estudios, prueba en la que competía y estado civil. Al final de esta sinuosa entrevista, ya no me acordaba si realmente me dolía la cabeza. Lo cierto era que otro malestar me comenzaba. El galeno me preguntó que quería. Aspirina o paracetamol, respondí. Él, llenó un formulario en japonés que le tomó 15 minutos, lo entregó al enfermero y se perdió de vista. 7 minutos más tarde apareció otra enfermera con mi paracetamol. Me comenzó a dar indicaciones, a las que eludí argumentando que me hacía pis.
El dolor de cabeza cesó.
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Hoy tengo el último entrenamiento fuerte del año. 500 y 300. Lo haré con el venezolano el “Potro” Villanueva, campeón Odesur. La temporada se hace larga y cuesta mantener la concentración 3 meses después de haber competido en el Sudamericano de Sao Paulo. Ya queda menos.
El jueves debuto, a las 19.30 hora japonesa, 6.30 hora boliviana. A ver si hay suerte y me toca una serie rápida. Es una lotería.
Hasta pronto, pues.
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