Algo del Fotoencuentro 2007

Este mes quince galerías y salones han sido invadidos por el Fotoencuentro 2007. Un privilegio para La Paz, para apreciar ese otro tipo de narración, esas alusiones sutiles de sus autores. Por ejemplo ésta del boliviano Jorge Bernal.

En Mirar, el primer libro que leí de John Berger, dice: “La imagen violenta convierte en una prueba la condición humana. No acusa nadie y nos acusa a todos (Pág. 43)”. El muchacho parece estar en un momento antes de realizar algo. Sólo podemos conocer ese momento y lo demás es especulación: el reciente comentario de Sánchez Bersaín cuando dice que no hubo orden de disparar, un amigo herido en Alto Lima, el sonido de las hélices del helicóptero amarillo, los cartuchos de los gases lacrimógenos chocando en la acera luego de patearlos.

Esa lectura, es cierto, se expande en cada uno de nosotros, desde nuestras experiencias. Así la fotografía, creo, llega a un asidero más real, o más sensato. Sensato porque no se la reduce, no se la simplifica por alguna maniobra de las luchas de poder.

La fotografía de Bernal es discreta, elusiva e inquietante. En el personaje solo se puede distinguir el cierre grueso de su chamarra, el puño presionado con ímpetu; pero también se puede observar el deber que carga sobre él.

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